martes, 28 de enero de 2020

La gran siega de vidas: la pandemia de Influenza de 1918

Mientras escribo esto, el mundo entero se estremece ante las noticias de un virus en China que ha causado cientos de muertes. Si bien las distintas informaciones son contradictorias, dada la opacidad informativa del régimen chino, las posibles consecuencias evocan al más terrible evento sanitario de la historia de la humanidad: la influenza H1N1 de 1918.

La enfermedad se propagó en dos principales oleadas: la primera durante la primavera de 1918, la cual causó relativamente pocas muertes. Sin embargo, el virus contraatacó en el otoño del mismo año, con una gravedad inusitada: se reportaron casos de gente muriendo pocos días, y en algunos casos horas después de desarrollar los síntomas, y mientras que la influenza por lo regular ataca a niños y ancianos, ésta variedad se cebó en jóvenes saludables.

Los síntomas eran contundentes, ya que los pulmones se llenaban de líquido, sofocando a los enfermos, cuyas pieles además se teñían de azul por la falta de oxígeno. La influenza debilitaba los bronquios de quienes la padecían, y por ello se caracterizaba por dificultades respiratorias agudas. No existía vacuna ni antibióticos para controlar el virus, por lo que otras medidas de variable efectividad se pusieron en marcha: cuarentena, limitar actividades sociales, higiene personal y desinfección de objetos cotidianos.


Existen varias versiones sobre el origen de la enfermedad, pero el nombre por el que fue particularmente conocida fue "Gripe Española", por ser dicho país especialmente afectado por la enfermedad. España era neutral en la Gran Guerra que se libraba en Europa por lo que las noticias sobre contagiados y víctimas se esparcían libremente. En realidad la influenza de 1918 constituyó una pandemia, pues prácticamente todo el mundo fue afectado, incluso comunidades muy remotas en todos los continentes.

¿Qué factores sociales pudieron agravar el contagio y los efectos de esta influenza? Es un hecho que las grandes movilizaciones de tropas que acompañaron a la Gran Guerra Europea (Primera Guerra Mundial, 1914-1918) debieron contribuir a la difusión del mal, mientras que la malnutrición ocasionada por el racionamiento de las sociedades en guerra pudo repercutir en la resistencia de poblaciones al virus. En México, que había sido asolado por la Revolución (desde 1910) la influenza cobró miles de víctimas en una población que por años había sufrido violencia, hambre, escasez. Los jinetes del Apocalipsis campeaban por un mundo devastado por la guerra y la Revolución.

En total, la pandemia de influenza H1N1 contagió a 500 millones de personas, alrededor de un tercio de la población mundial, y mató alrededor de 50 millones, resultando por ello más mortífera que la misma Guerra Mundial. El espectro de una enfermedad tan letal ha acosado a la humanidad desde entonces, que si bien ya ha desarrollado vacunas para la enfermedad, espera la emergencia de nuevas y más crueles patologías.

PARA SABER MÁS:

National Geographic

Centers for Disease Control and Prevention

History