miércoles, 8 de septiembre de 2021

La historia y el Señor de los Anillos: la influencia del pasado en la obra de Tolkien.

Introducción

Como muchos estudiantes de la historia, me confieso también aficionado a algunas obras de fantasía y ciencia ficción como a videojuegos que toman inspiración de los vestigios del pasado humano. Es un lugar común que gran parte del género de fantasía anglosajón recurre a símbolos, temas, motivos e imaginería del pasado medieval y moderno temprano de Europa, pero existen ciertos matices y diferencias entre las diversas obras que obedecen generalmente al criterio del autor y su grado de conocimiento de tales elementos de la historia. En este caso daré una breve impresión sobre la influencia de la historia en las obras de J. R. R. Tolkien, principalmente su serie clásica El señor de los anillos. Esta reseña cubre sobre todo los países imaginados por Tolkien en los tres libros de su principal saga, pues su obra póstuma El Silmarillion es de mayor extensión y densidad y excede por ahora mi capacidad de análisis.

John Ronald Reuel Tolkien, filólogo y autor de literatura fantástica. Fuente de imagen: The Mirror.


Sobre Tolkien

No se puede comenzar a hablar de la inspiración de Tolkien en la historia sin apreciar su personalidad, trayectoria y obra. Tolkien fue primariamente un filólogo, es decir, un estudioso del lenguaje y los idiomas, que no sólo hablaba múltiples lenguas actuales y pretéritas sino que llegó a crear sus propios idiomas desde edad temprana. Algunos analistas señalan que Tolkien creó primero sus idiomas, y luego el vasto mundo imaginario que sustentaría la diversidad y estructura que todo lenguaje humano posee. De igual manera, J. R. R. Tolkien poseía grandes conocimientos de mitología, historia e incluso botánica, que se sumaron a sus mencionadas facultades lingüísticas y experiencias personales para construir una cosmogonía propia que continúa siendo apreciada y divulgada desde hace más de medio siglo.

Los países y pueblos de la Tierra Media

Por Tierra Media se refirió Tolkien a un continente situado en el centro de un mundo inicialmente plano, entre las tierras de Aman en el oeste, lugar de residencia de los Valar, seres inmortales y sabios hijos de la deidad creadora Eru Ilúvatar; y otras tierras apenas mencionadas por el autor, situadas al oriente y sur de dicho planeta. De la Tierra Media surgieron las distintas razas que habitan el mundo y los libros de Tolkien: elfos, enanos, hombres, hobbits, orcos, etc.

Mapa de la Tierra Media en la Tercera Edad. Fuente: DeviantArt.

Tolkien dividió la historia de su mundo imaginario ("Arda") en tres edades. En la primera ocurrió el despertar de las razas arriba mencionadas, y fueron dominadas por las luchas entre Melkor o Morgoth, el valar rebelde que buscó equipararse al Dios creador, contra los elfos, hombres, enanos y finalmente los demás valar. El resultado de dichas guerras fue la transformación del planeta plano en uno esférico, además de la separación de Aman del resto del mundo y la destrucción de grandes áreas de la Tierra Media. Al inicio de la segunda edad, el continente que la mayoría de sus lectores conocen ya se encontraba con su configuración aproximada. En dicha era, el lugarteniente de Morgot, Sauron, creó los anillos mencionados al inicio de la serie, distribuyéndolos entre los principales reyes de las tres razas: nueve para los hombres, siete para los enanos, que se sumaron a tres anillos que los elfos realizaron para defenderse de su poder. Por encima de estos anillos se debía colocar al único, portado por el mismo Sauron, lo que se explica en la célebre inscripción del "Anillo Único".

Inscripción del anillo único, en letras élficas, traducción del lenguaje creado por Sauron y en inglés. Fuente: LOTR Wikia.

La batalla con que se dio fin a la segunda edad, en que se enfrentaron elfos y hombres a los ejércitos de Sauron terminaron con éste derrotado (aunque no eliminado), Elendil (rey de los hombres) y Gil-Galad (capitán de los elfos) muertos. El hijo de Elendil, Isildur, recuperó el anillo de la mano de Sauron, pero contrario al consejo de Elrond no lo destruyó sino que buscó utilizarlo para afianzar su poder. Sin embargo, en una emboscada fue asesinado dicho rey, y el anillo se perdió durante siglos, hasta que fue descubierto de forma accidental por un hobbit, como se describe en el libro del mismo título ("El hobbit").

Una vez resuelto dicho preámbulo, discutiremos las influencias que a mi juicio podemos encontrar en algunos países de la Tierra Media.

1. La Comarca (the Shire)
La Comarca es la patria de los hobbits, que inmigraron a ella en tiempos inmemoriales. El paisaje de la Comarca se caracteriza como un entorno rural, de suaves colinas, arroyos y ríos y limitado por un bosque tenebroso (el "Bosque Viejo") y no demasiado lejos del mar, que no interesa realmente a la mayoría de los hobbits. Las comunidades de la Comarca podrían estar inspiradas en los pueblos y campos de Inglaterra pero en realidad la estructura de la sociedad hobbit no se diferencia de cualquier otra región campirana, casi idílica, de la historia de la humanidad. Los hobbits se dedican a labrar los campos, cuidar los animales y a oficios simples, y llevan cuidadoso registro de su genealogía (todos son parientes en algún grado, de forma endogámica) y son celosos de sus costumbres, al grado que Bilbo Bolsón, protagonista de El hobbit es visto con suspicacia por su afición a las aventuras y trucos, así como por su amistad con Gandalf el mago. Al retratar a la Comarca de tal manera, Tolkien pudo evocar con nostalgia a las campiñas de su infancia, que de cualquier manera ya a principios del siglo XX estaban transformándose o desapareciendo gradualmente de Europa.

La Comarca, visión artística. Fuente: Wallpaper Cave.

2. Rohan
El país de los jinetes, ubicado entre Isengard, las montañas blancas y el río Anduin, se inspira claramente en las culturas ecuestres (es decir, a caballo) de la Alta Edad Media. El idioma de los habitantes de Rohan no es otro que el inglés antiguo, el cual Tolkien dominaba y apreciaba profundamente. Los "rohirrim" (habitantes de Rohan) no eran originarios de dicho país, sino que emigraron a éste, desplazando a sus pobladores originales, como ocurrió en la edad media con los anglosajones y normandos en Inglaterra, los hunos y magiares (húngaros) en Europa Central, y los mongoles y turcos en Asia Central. La ayuda de los jinetes de Rohan posibilita al fin resistir a Sauron en la segunda y tercera entrega de la serie (Las dos torres y El retorno del rey). Los rohirrim sobrevivían de la agricultura y la ganadería, su forma de llevar la guerra era obviamente basada en la caballería.


Edoras, capital del reino de Rohan. Fuente: LOTR Wiki. Derechos reservados New Line Cinema.

3. Gondor
Gondor es el gran reino del sur, fundado por los descendientes de los númenoreanos (la versión tolkieniana de la Atlántida) y es por mucho el más majestuoso y poderoso de los reinos humanos, si bien al inicio de El Señor de los Anillos se denota su franca decadencia tras siglos de guerras y conflictos internos. La capital de Gondor, Minas Tirith es un lugar fantástico, descrita como una ciudad de piedra construida en el costado de una montaña, estructurada en círculos concéntricos cada vez más pequeños conforme se asciende, y en la cima un promontorio similar a la proa de un barco, donde se conserva el mítico árbol blanco que constituye la enseña del país y su monarca. Este país se ubica inmediatamente al oeste de Mordor, el reino de Sauron el Señor Oscuro, y por su esplendor arquitectónico, evocación de glorias pasadas imperiales y resistencia a enemigos más fuertes nos recuerda al Imperio Romano de Oriente, mejor conocido como "bizantino", que persistió por casi mil años tras la caída de Roma pero al final fue conquistado por los turcos otomanos en 1453.

Minas Tirith. Derechos reservados New Line Cinema.

4. Mordor, Isengard y los reinos del Este y del Sur
Los reinos de Mordor, Isengard y otros al este y sur de la Tierra Media constituyen el territorio de los oponentes a los héroes de Tolkien. El primero, guarida de Sauron, es descrito como un país oscuro, con atmósfera irrespirable, arroyos turbios y amargos y suelo pedregoso donde no crecen más que espinas y hierbas salvajes. Mordor está dominado por un volcán, la Montaña del Destino y la torre donde reside el espíritu de su comandante, se encuentra rodeado por montañas inaccesibles en sus costados, de forma que es una fortaleza casi perfecta. Se ha mencionado que Tolkien retrató de tal manera al país maligno paradigmático pues en su infancia habría residido en una ciudad industrial de Inglaterra, que a inicios del siglo XX eran entornos sumamente contaminados y depresivos. Isengard fue elegida como base de operaciones por Saruman, mago que se une al bando oscuro y que allí creó una raza de orcos más fuerte y cruel, además de derribar sus árboles y sustituir el paisaje con hornos y fundiciones (de nuevo el trauma por la industrialización).

Sobre los reinos orientales y australes, casi no se describe nada más allá de sus habitantes y en particular sus fuerzas armadas. Se retratan sin embargo como seres brutales, casi monstruosos, de pieles oscuras, lenguas rojas, y que montan elefantes gigantescos, o se dedican a la piratería. La inspiración de Tolkien pudo partir de distintos pueblos africanos o asiáticos, como los cartagineses (enemigos de los romanos), que asimismo utilizaron elefantes para la guerra o los piratas del norte de África (la Berbería) que asolaron el Mediterráneo por varios siglos. Desde luego, críticos "progresistas" han señalado como "racista" el uso de este tipo de imaginería que evoca pueblos primitivos o belicosos, sin prestar atención al bagaje cultural de Tolkien, típicamente europeo y católico.


Mordor. Derechos reservados New Line Cinema.

5. Los países élficos (Lórien, Rivendel y el Bosque Negro) y los reinos de los enanos.
Las patrias de los elfos son descritas como sitios casi atemporales, donde el mal parece no penetrar, acorde con los poderes casi místicos de dichos seres, en teoría inmortales. Los elfos no parecen dedicarse a tareas manuales o agricultura, sino que viven de los frutos de los bosques y crean artefactos muy finos y poderosos, como los anillos arriba mencionados. No existe una inspiración clara en la historia de Europa para tales pueblos, al menos que yo sepa, si acaso reminiscencias de los pueblos germánicos que habitaban los bosques de la Europa del Norte. En este sentido, los elfos son más una creación mitológica que histórica, con una herencia importante de imaginería cristiana pero también pagana de los pueblos nórdicos, depurada y reinterpretada por el genio de Tolkien.

Los enanos, que habitan sobre todo en las montañas y las minas, es decir bajo tierra, tampoco parecen tener a mi juicio un antecedente histórico, y se inspiran mucho más en las mitologías nórdicas y célticas que Tolkien admiraba profundamente y en la literatura medieval y la cultura popular de la Europa occidental. Los enanos son descritos como una raza de seres resistentes, compactos pero fuertes, testarudos y casi tercos, hábiles con las manos, la forja y la herrería y extremadamente apegados a los tesoros materiales, en particular los derivados de los metales. Los signos que constituyen la escritura de los enanos son directamente inspirados de las runas que los pueblos de Europa Occidental usaron hasta la implantación del cristianismo, en la Alta Edad Media. Los elfos y los enanos suelen sospechar los unos de los otros, lo que se deriva no sólo de sus caracteres casi opuestos sino de guerras y crímenes que se remontan a la primera edad de la Tierra Media (véase El Silmarillion).


ARRIBA: Gimli, representante de los enanos en la Comunidad del Anillo. ABAJO: El puente de Khazad-Dum en las minas de Moria. Derechos reservados New Line Cinema.

Conclusión
La obra de Tolkien es vastísima en referencias míticas e históricas, lo que refleja el conocimiento del autor sobre distintas culturas y filosofías. Aunado a su gran imaginación y talento descriptivo y narrativo, la lectura de sus obras ofrece posibilidades de deleite estético pero también de discusión de interrelaciones entre la historia y la literatura.

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